¿Sabías que el CO2 para cerveza es como la sal al agua de mar? Pues resulta que este componente gaseoso es el responsable de la consistencia y espumosidad de esta popular bebida. Consecuentemente, la presencia del gas carbónico para cerveza artesanal es la que permite al consumidor experimentar esa particular sensación en la boca vinculada con un sabor y cuerpo intenso. Sin embargo, su inclusión en la fórmula es un proceso controlado.
No es un secreto que la cerveza es la bebida universal por excelencia. Su consumo tiene altas tasas en el mercado internacional. Por esa razón, los procesos de producción relacionados con la bebida espumosa están en constante desarrollo. La inclusión del dióxido de carbono no es exclusiva, puesto que introducir varios gases a la receta es también una de las innovaciones más recientes. Según explican expertos, la presencia de distintos elementos de esta índole en conjunto contribuye en la elaboración de un producto final de mayor calidad. Pero, además permiten la conservación de su sabor, color y aroma característico.
Algunas de estas técnicas son la difusión de gases, presurización, homogeneización, corrección de niveles de dióxido de carbono. En este artículo nos centraremos en el último ítem. Ahora surge la interrogante: ¿Por qué debemos tener un “control” del gas carbónico para cerveza? Hasta este punto hemos contemplado los beneficios de la presencia de este gas. Pero como todo, si se encuentra en exceso puede dañar el producto.
Razones por las que se requiere un control del CO2 para cerveza
Lo primero que debemos saber para entender la rigurosidad de la calibración del CO2 para cerveza artesanal, una técnica que la industria se conoce como carbonatación, es que se presenta en dos modalidades: inducida y natural. De acuerdo a la primera referencia el gas ingresa a la bebida por medio de inyecciones de burbujas. En relación al segundo postulado, este elemento se produce independientemente cuando se está fabricando la bebida. Su consistencia varía en función de la receta.
En cuanto al circuito en la preparación, primero se realiza la carbonización del compuesto ya presenté de forma nativa, un proceso de medición que ocurre tras la salida del elemento disuelto en el filtro. Luego se inyecta el CO2 necesario para lograr la consistencia y espumosidad que se desea.
De esta perfecta calibración y disolución gaseosa del gas carbónico para cerveza, también depende el envasado del producto en cualquier formato, ya sea en latas, botellas o barriles. De lo contrario, la cerveza perderá progresivamente el nivel de calidad alcanzado y sus cualidades gustativas y sensoriales propias.
Por otro lado, el CO2 para cerveza artesanal también se aplica para presurizar los depósitos de la bebida ya lista. Es decir, que para mantener los estándares de la misma manera se requiere su reposo o estadía en una atmósfera con presión gaseosa bajo control.
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