La espectroscopia transformada de Fourier es una técnica de análisis de tipo dispersivo. El objetivo de la espectroscopia infrarroja transformada por Fourier es hacer una comparación automática entre los espectros de absorción y la muestra o referencia. ¡Veamos!
Esta herramienta es sumamente versátil y de gran utilidad en laboratorios de análisis debido a su rapidez y economía. Principalmente se ocupa para detectar contaminantes comunes y subproductos de la degradación del aceite y aditivos. Pero también es funcional en el área geoquímica para la caracterización de distintas formas de la materia orgánica y sus derivados.
El principal valor de la espectroscopia transformada de Fourier es que el instrumento es la base de toda la prueba. Es decir, que no se requiere de una preparación de la muestra o química húmeda. En consecuencia, es un proceso rápido y capaz de detectar varios parámetros en forma simultánea. Esto incluye agua, combustible, glicol, oxidación, hollín y algunos aditivos.
Especificaciones y trayectoria en la espectroscopia transformada de Fourier
Si de las especificaciones se trata, durante la técnica se emite una radiación. Esta se divide en dos partes de la misma potencia. Luego se recombinan para medir las variaciones de intensidad de las emisiones reagrupadas. Esto último ocurre en función de las de la longitud del camino de las dos mitades.
La trayectoria que ocurre en la espectroscopia infrarroja transformada de Fourier tiene el siguiente orden: Primero la radiación choca con un separador que escinde el haz de la luz en dos fragmentos. Estas dos partes interfieren en el divisor y viajan de regreso. Pero se reflejan en dos espejos, uno móvil que está dispuesto sobre la trayectoria original, y uno perpendicular. Luego que la muestra está dispuesta pasa al detector.
La intensidad del resultado de la superposición luminosa se mide en función de desfase que genera el movimiento del espejo móvil respecto a la posición intermedia. Cabe destacar que, esta técnica no describe directamente las líneas de un espectro. En lugar de ello, transporta las frecuencias espaciales que describen estas líneas al interferograma. Este último es un instrumento óptico que emplea la interferencia de las ondas luminosas para medir con gran precisión sus longitudes.
Para finalizar, hay que destacar que la espectroscopia infrarroja transformada por Fourier, al igual que los detectores en la cromatografía de gases, requiere de mezclas de calibración. Pero también necesita nitrógeno, gases de purga e inertización del sistema óptico.
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