Los compuestos orgánicos volátiles (COV) son conocidos como los contaminantes del aire que cuando se mezclan con el óxido de nitrógeno, reaccionan para formar ozono -a niveles del suelo troposférico. Y todos sabemos cuán peligrosa es la concentración de ozono en el aire que respiramos.
La exposición al ozono causa algunas afecciones en la salud. Entre ellas; infección de ojos y vías respiratorias, astenia, cefaleas, alergias, disminución de la función pulmonar y lesiones al hígado, riñones, pulmones y sistema nervioso central. Además, los efectos sobre el medio ambiente también pueden alterar la función fotosintética de las plantas.
Por eso las exigencias medioambientales regulan la emisión de los compuestos orgánicos volátiles con restricciones cada vez mayores, debido a la carestía y precio de disolventes como pinturas, tintas, resina, entre otras. Cada vez resulta aún más interesante recuperar los COV de las emisiones a la atmósfera mediante algún proceso simple y fiable.
¿Cómo recuperar los COV?
La emisión de los compuestos
orgánicos volátiles puede controlarse por diferentes medios. Uno de ellos es la
condensación criogénica, la que
permite un perfecto control de la emisión y la recuperación, así como la realización
de los mismos.
En ese sentido, la recuperación
por vía criogénica –con el poder frigorífico
del nitrógeno líquido– es la que
permite el licuado y la recuperación posterior del disolvente en atmósferas
inertes. En este proceso no existen posibilidades de que se formen mezclas explosivas.
De esta forma, es más viable llegar al nivel requerido, emitiendo a la
atmosfera el resto sin problema alguno de contaminación ambiental.
En la recuperación,
precisamente, se aprovecha el poder del nitrógeno para proporcionar el calor
talante de vaporización y el calor sensible de nitrógeno gas con el objetivo de
lograr la condensación y separación del
disolvente. La inercia química del
nitrógeno vaporizado durante el secado del producto elimina los problemas
inherentes a los límites de inflamabilidad de los vapores del disolvente.
Por tal razón, en esta técnica se producen economías sobre el volumen de gas de tratamiento, debido a que la presencia del nitrógeno permite trabajar con mayores contenidos de disolvente, desmullendo las inversiones en el circuito de secado.