Los gases son cada vez más utilizados en la mantención minera. Esto se debe a que su aplicación por lo general repercute de forma positiva en muchas áreas. Como en la económica y en las plantas mineras, al reducir presupuestos y expulsión de gases tóxicos; llegando incluso a mejorar la productividad. Compuestos como el oxígeno, el nitrógeno y el anhídrido carbónico se aplican con mayor frecuencia en la relación mantención plantas mineras.
Esto se debe a que pueden ofrecer soluciones integrales en varios procesos. Los cuales pueden ir de lo simple: inflado de neumáticos, oxigenación de campamentos, enfriamiento industrial y protección de equipos de trabajos. A técnicas complejas: flotación de minerales, corrección de pH, medición de pulpas y tratamiento de efluentes. También están presentes en la oxicombustión, frío contracción y biolixiviación.
En conclusión, la aplicación de gases toma terreno en la mantención plantas mineras debido a sus múltiples beneficios. La frio-contracción para montaje de piezas es de los métodos más conocidos en la industria mecánica. La técnica consiste en aplicar nitrógeno líquido, cuya temperatura es de – 196 °C, para refrigerar la pieza macho. Esta se contrae proporcionando la holgura suficiente para introducir la pieza hembra. Cuando ambas partes regresan a la temperatura ambiente, están perfectamente ensambladas.
Por otro lado, el uso de nitrógeno en el inflado de neumáticos encaja en el ámbito de los camiones de alto tonelaje. En relación con los métodos convencionales, este procedimiento tiene varias ventajas. En primer lugar, reduce la temperatura del rodado y remueve la oxidación interna del neumático. Esto mejoras la presión del vehículo y el rendimiento del combustible.
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Aplicación de CO2 en la mantención minera
Finalmente, está el mejor plus para la mantención plantas mineras: aumenta la seguridad industrial al reducir riesgos de explotación, y es amigable con el medio ambiente. Pero, si de la joya de la corona se trata, los sistemas de protección de fuego basados en dióxido de carbono (CO2), se encuentran en el foco de atención.
Su metodología es inteligente, confiable y de rápida acción gracias a sus sistemas sensores. Los cuales detectan el incendio antes de causar daños graves a la propiedad. El CO2 tiene un alto índice de expansión, por lo que el cese del fuego ocurre más rápido. Este gas crea una capa pesada que reduce el nivel de oxígeno a tal grado que la combustión resulta imposible.
La limpieza asociada a la descarga del sistema supone un período de interrupción mínimo para la empresa. Además, los costos y los daños periféricos son muy inferiores a los vinculados con los rociadores de agua, espuma y agentes químicos secos.
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