El nitrógeno para neumáticos le ha venido ganando la partida al inflado con aire convencional. Esto se debe, principalmente, a que el último compuesto contiene altos porcentajes de oxígeno y humedad, dos elementos que acortan la vida útil de las llantas. Además de eso, el nitrógeno resulta ideal, ya que como efecto de rebote se reduce la tasa de reemplazo, y consecuentemente los residuos ambientales son menores. ¡Aprendamos más!
En la industria automovilística esta práctica se inició hace décadas en mercados muy específicos. Sin embargo, en la actualidad ha extendido su margen de acción, siendo más comúnmente aplicada a maquinarias pesadas y carros especiales. Por ejemplo, vehículos aeroespaciales o de transporte aéreo y autos de carrera.
Además de extender la duración de la rueda, el nitrógeno para neumáticos debe su posición tendenciosa en el mercado a otros dos grandes beneficios. Para empezar, con este elemento se maneja mejor la presión del neumático. Como resultado, el transporte es más seguro gracias a que la tracción se conserva adecuadamente.
Cabe destacar que, dicha presión controlada es un factor que se mantiene en distintas condiciones meteorológicas y también facilita la maniobra del vehículo, sobre todo en función de la técnica de frenos. Asimismo, la resistencia de la rueda es mayor, por tanto, se consume menos combustible. En segunda instancia, proporciona rodaduras más confortables y suaves.
La disminución del riesgo de explosión es un hecho gracias a la aplicación de este gas inerte como materia prima. Otro gran factor favorable apunta a la reducción de las temperaturas de rodados. Pruebas enfocadas en este fenómeno reseñan que los neumáticos que se inflan con aire son entre 17% y 21% más calientes. Esto se debe a que el oxígeno retiene calor, mientras que el nitrógeno lo dispersa.
Desventajas del oxígeno frente al nitrógeno para neumáticos
Enfocados en las cualidades específicas que ponen en jaque al aire convencional frente al nitrógeno para neumáticos, en primer lugar, debemos estudiar la permeabilidad del oxígeno. Esta, en comparación, apunta a que la velocidad de difusión del nitrógeno a través de la goma de la rueda es más lenta. En términos números, es de 25 a 35% menor.
Por otro lado, el aire atmosférico es soluble y actúa selectivamente en la estructura química del neumático. Asimismo, al producir humedad interna deteriora paulatinamente el material. Más específicamente, su acción oxida el aro y la válvula. Otros componentes internos que se debilitan con mayor rapidez cuando se trabaja con oxígeno en lugar del nitrógeno para neumáticos es la estructura de acero.
Para que estas condiciones de superioridad se mantengan, lo más recomendado es mantener la pureza del nitrógeno en un 93%. En cuanto al uso en escenarios más cotidianos, donde no es muy frecuente su aplicación debido a los costos, si tu auto es usado y lo ocupas demasiados días a la semana, es ideal inflar los cauchos de tu vehículo con este gas para mejorar su rendimiento.
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